
Marcaron Laffatigue, Aros, Díaz y Viveros, más Brandan para los sureños, superados con holgura.
Una goleada para levantar cabeza. Universidad de Concepción aplastó 4-1 a Osorno, ayer en Collao, cuajando su segunda victoria del torneo, en seis presentaciones y, con ello, iniciar, se espera, el ansiado despegue que evite líos con la liguilla de promoción.
Sin un volante creativo, Lorenzetti está lesionado, Marcelo Barticciotto apostó por el juego por los costados de José Luis Jiménez y Femando Meneses, que preocuparon a la defensa rival al alternar de banda.
Arriba, el laborioso Laffatigue abría con mucha fuerza algún espacio y Juan Cabral intentaba seguirle el ritmo.
Jiménez envió el balón al travesaño a los 5' y la visita lucía incómoda, pero, en rigor, los universitarios tuvieron muchos problemas para generarse una acción de gol.
Tal vez el terreno contribuyó a una mejor defensa. De hecho, el primer gol (26') provino de una rápida acción, en que los centrales osorninos se quedaron reclamando una infracción de Laffatigue que fusiló a Burtovoy. El pase vino de una jugada que apuró Elduayen, porque el ritmo del mediocampo estudiantil no daba para desequilibrar.
Aros aprovechó uno de los pocos momentos que quedó libre y desde más de 20 metros estrelló el balón en el larguero, luego pegó en la espalda del golero y fue el 2-0 al cierre del primer tiempo.
Asustó Osorno con su descuento (52') especialmente porque la sociedad Verdugo Figueroa hacía de las suyas por el carril derecho de la zaga auricielo. Desbordó el ex Lota y su centro lo empalmó Brandan. Buen gol.
Cuando la visita pudo presionar, vino lo mejor del local. Como que los dirigidos de Barticciotto se soltaron, el rival se cansó, llegó la luz, y crearon varias jugadas asociadas que mágicamente abrieron la última línea taurina.
Llamativo partido el del joven Diego Díaz, que tuvo su premio con un gol (65'), tiro rasante, desde el borde al área grande.
Con el 3-1 el asunto se terminó, pero la UdeC siguió machacando ya un minuto del final, un centro por la derecha de Meneses -otro que brilló- fue capturado por Ricardo Viveros, el histórico goleador del Campanil, quien extendió las cifras a los 38’.
Segundo triunfo, también de local, que sirvió para calmar un camarín poco habituado a lidiar con los últimos lugares. De paso, regalaron una semana tranquila al entrenador.
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