
Argentino Juan Arraya cumplió ayer su primera práctica, mientras que Richard Pellejero retomó el trabajo tras regresar de Uruguay.
De los equipos de la zona, ninguno se reforzó tanto para las pichangas del segundo semestre como la Universidad de Concepción, que ayer por fin dispuso de plantel completo gracias a la llegada de su último crack, el delantero che Juan Arraya.
Richard Pellejero, volante guaraní que tras firmar contrato regresó a Montevideo debido al nacimiento de su segundo retoño, en la jornada también retomó el laburo, por lo que el Campanil, que antes ya había sumado al punta Renato Ramos y al volante Leonel Mena, cuenta con matrícula completa para el trabajo de la intertemporada. Ambos vienen a préstamo por una temporada.
Arraya, de 24 años, llegó desde Gimnasia y Esgrima de Jujuy, con el que estuvo en el ascenso en el torneo pasado y con el que en 2007 y 2008 jugó en el fútbol de honor trasandino. "El cuerpo técnico de la universidad me fue a ver a Jujuy. Les agradó mi juego y acá estoy", señaló el moreno atacante, a quien apodan "Flecha" por su velocidad.
El crack agregó que "lo mío es ser centrodelantero, aunque no tengo problemas en atacar por las bandas si el técnico así lo quiere. Lo que me caracteriza no es sólo la velocidad, sino también el movimiento constante. No me gusta estar quieto".
Del desafío de venir a probar suerte a la liga chilena señaló que "es un medio que ha crecido y del que se habla bastante, y se que ésta es una entidad muy seria".
Para Pellejero, que con 34 años será uno de los más experimentados del plantel, el actual es su tercer desafío fuera de Uruguay. "También he jugado en Quilmes de Argentina (2008) y Aucas de Quito, Ecuador (2007), de manera que sé lo que es actuar fuera de mi país", expresó, para luego adicionar que "cuando me propusieron venir a la Universidad de Concepción no lo dudé, pues me parece un lindo desafío".
El mediocampista, que ha tenido seis actuaciones en Copa Libertadores y dos títulos de liga con Nacional, para llegar a la zona debió desligarse del Club Atlético Cerro. "Soy un volante central. Desde ahí me gusta armar el juego del equipo, más que con balones en profundidad con toque corto", destacó quien el martes de la semana pasada fue padre de Valentino, quien junto a su hermana María Pía y mamá Daniela se trasladarán en tres semanas más a la urbe penquista.
cronica.cl
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